Guerras Santas y la construcción del nuevo Totalitarismo
No sé porque siempre espero lo peor. Será porque existe la posibilidad de que
suceda, y entonces ya es una contingencia, algo que podría estar pasando ahora
mismo, que podría haber pasado ayer, o mañana, o nunca, hasta coexistir en
mundos paralelos donde las posibilidades son realidades simultaneas.
Entonces veo el panorama y siento que esta todo latiendo, a punto de
estallar, y pienso.
Me pregunto qué es lo que hace que las cosas sucedan o no, que es lo que
influye cuando alguien está tomando una decisión polémica, o está cometiendo un
error que va a repercutir a niveles estratosféricos, literalmente.
Circulación de energía universal, tal vez, algún dios interior que comparte
los planes con el dios exterior, o alguna esencia intrínseca de la humanidad
que hace que la maldad y la tragedia afloren constantemente como el sol que
sale y se esconde y vuelve a salir.
A veces también pienso que la historia ya está escrita, que los pulsos de
la humanidad ya están programados, y que solo podemos dedicarnos a esperar los
estallidos, a analizarlos si queremos, o simplemente a disfrutar del sol
mientras podamos, antes de que alguien lo compre y lo alquile o lo venda a
precios de locura.
Así que veo como los de arriba se disputan todo el poder, con la tristeza
de quien se sabe viviendo una tragedia que no tiene posibilidad de final feliz,
pero con un cinismo tal que casi me hace considerarlo todo como si fuese un
mundial y estuviésemos ya en la semifinal, y van quedando cada vez menos
equipos, y los que perdieron van tomando partido por las naciones que quedaron,
y entonces se arman grandes bloques que se van disputando la gloria, ya solo
quedan pocos participantes, y solo uno se quedará con el domino del mundo, para
disponer de él como mejor se le ocurra.
Para que haya un sistema mundial, un estado que tenga dominio sobre todo el
mundo, primero tienen que desaparecer las disputas, y tiene que quedar solo
uno, last man standing.
Hoy veo dos bandos políticos enfrentados, y también dos religiones muy
enfrentadas, que responden de alguna manera a esa división geopolítica:
Occidente vs. Oriente
Cristianismo vs. Islamismo
Esto es:
Estados Unidos (en decadencia) ve como se cae su imperio. Se vuelve a
juntar en equipo con sus aliados históricos, la Unión Europea encabezada por UK,
para un intento desesperado de recuperar el dominio mundial, o al menos para
dejar de perder terreno ante sus rivales cada vez más fuertes. Alemania siempre
es una incógnita, pero después de la caída del muro parece que esta vez se
quedaran del lado oeste. Tienen también de su lado a medio mundo por las
uniones económicas y políticas que fueron armando en su época de Hegemonía Post
Victoria de la Guerra Fría (periodo comprendido entre 1990 y 2008). Pero estas
Naciones que están del lado de Occidente solo momentáneamente. Pueden darse
vuelta sin ningún problema, siempre y cuando Oriente les de algunas ventajas económicas.
En 2008 hubo una fuerte crisis en los bancos de USA. Recurrieron a un
salvataje cuyos detalles no fueron de público conocimiento, pero entregaron
muchas concesiones.
Fue el momento en que China aprovecho para dar grandes pasos en su camino
por dominar el mundo.
Oriente es básicamente la unión comercial, estratégica, política y militar
entre Rusia y China. China es un Gigante en ascenso, casi sin techo,
inestimable, por su capacidad productiva, su extensión, sus recursos, su
cantidad de mano de obra, su secretismo, su desarrollo tecnológico, su tremenda
capacidad comercial y económica en un mundo en el cual la economía es poder.
Rusia es el personaje de la película que cae duramente derrotado y mientras
su rival lo pisotea y se regodea con su fracaso, muerde el polvo y mastica,
masculla frases de bronca, resguarda su fuerza, se reagrupa, y entre las sobras
en donde todos lo olvidaron por ser tan débil, tan paupérrimo, se fue rearmando
como la vieja potencia que fue, algo así como Voldemort, que era simplemente
una sombra, un aura derrotada, y desde las trincheras reagrupo a su gente, de
la mano del enigmático Putin y su cara de hierro, consiguió resurgir y ahora es
nuevamente una potencia, solo que ha aprendido las lecciones del pasado y tiene
de su lado la bronca, el odio, la solidez de alguien que ha resurgido desde la
peor derrota. Eso es clave para la moral de un país.
Rusia tiene la solidez de una base nacional unida y con los vestigios de 65
años de comunismo férreo. Llevan en la sangre el estoicismo, la dureza y
frialdad necesaria para cortarse un brazo, hacerse un torniquete y seguir adelante.
Algo de eso comparte también China, con su masa nacional orgullosa y
unificada, con años de comunismo, respeto por los líderes históricos, con Mao
Tse Tung a la cabeza, y una dirigencia novedosa y con las ideas claras,
sabiendo su gran capacidad de dominio, y jugando rudo, duro, pero también inteligente,
haciendo uniones comerciales, comiendo terreno.
Del lado religioso, mencionábamos cristianismo vs islamismo.
Con el cristianismo tenemos que considerar también a todo el poder del judaísmo
agazapado tras bastidores, con su papel estratégico tan bien jugado, amenazando
desde atrás gracias a todo el poder de presión que tienen desde sus posiciones
claves desde lo económico y lo mediático.
Desde Europa el cristianismo también es muy fuerte por el poder que ejerce
el catolicismo como factor de control social sobre los pueblos. De alguna
manera es un recurso catalizador que puede unificar a toda la población en
contra de una religión opuesta, más allá de partidos e ideologías.
Entonces vemos como estos recursos unificadores cobran cada vez más
importancia en materia de guerras y luchas por el dominio estratégico del
mundo. Sin aval popular no se puede ingresar en una confrontación larga.
Por otro lado, vemos el fanatismo islamista cada vez más exacerbado.
Los fieles de la religión musulmana son numerosos y su devoción es
inmensamente más grande que la pasividad católica. Su carácter es marcadamente
luchador, sus profetas llaman a las armas y la lucha constantemente, y los
fervientes súbditos religiosos acatan todo al pie de la letra, enajenados, ausentes
de su propia vida, la cual ya han entregado a Allah.
Esta es la gran diferencia entre las dos religiones, una es pasiva y actúa
como un rebaño. La otra es un ejército desenfrenado y fanático que busca luchar
o morir, y que considera al que muere por la causa un mártir, un héroe que se
gana la gloria eterna y tendrá un lugar a la derecha de Allah.
Llaman a la guerra santa y piden que los fieles mueran por ella y se
inmolen para eliminar a los enemigos que se oponen a la voluntad de Allah. Por
eso el número no es tan importante en esta disputa, ya que los soldados
islamistas están más resueltos y tienen sus valores religiosos grabados a fuego.
Este movimiento se llama “Yihad Islámica” y es una organización que trata de
nuclear a todos los musulmanes del mundo para participar en la guerra santa que
se está dando en el siglo XXI según los Imanes (profetas islámicos).
La palabra árabe Yihad hace referencia
a una obligación religiosa del musulmán para prestar servicios cuando la guerra
santa se presente. Actualmente los islámicos del mundo se están sumando a esta
proclama y sueñan con levantarse en armas contra el demonio, que es occidente,
en especial Estados Unidos, y le tienen particular bronca a Israel y al judaísmo.
Muestras de fuerza en medio oriente se ven cada vez más seguido, y las
represalias contra cristianos cada vez son más cruentas. En Siria el grupo
extremista musulmán ha tomado el poder por mayoría, por peso específico, y están
acribillando a todo opositor que encuentran, con métodos de castigo islámicos y
árabes que escandalizan a todo occidente por su crueldad.
Hace pocas horas (tal vez la noticia que me impulso a escribir esta nota)
Barak Obama, presidente de USA declaró públicamente autorización para atacar a
Irak y seguramente a cualquier zona aledaña de Medio Oriente con el fin de
aplacar a la Yihad Islámica compuesta por lo que ellos llaman “terroristas
fundamentalistas”.
Lo que en realidad temen es que este grupo se les valla de las manos y
crezca en número y poder, y que tal vez reciba el apoyo armamentístico y logístico
de las potencias orientales, lo cual sería para occidente algo catastrófico.
Mientras tanto, los budistas de China, India y el resto de Oriente respiran
tranquilos y ven como el resto se destroza. Rusia y China aprovechan para
reforzarse y esperar su momento para dar el zarpazo final. Muchos dicen que
esta guerra sea tal vez económica y que la batalla ya esté casi ganada por
parte de los llamados BRICS, pero hasta no verlo realizado ninguno puede darlo
por hecho.
De esta manera se plantea el escenario mundial. Guerras en puerta cada vez más
globales. Cada vez más cosas se ponen en juego. Y yo no quisiera traer a un
hijo a un mundo donde musulmanes encolerizados pueden arrancarle la cabeza y
clavarla en una pica por considerarlo cristiano, o que occidente desbaste todo
mi continente con tal de tener más ventajas comparativas sobre acuerdos económicos
y productivos que solo traen desolación, contaminación y hambre.
Hijo, hijo lo siento pero no me siento tranquilo pensándote aquí.
(Rovere, Cristian. 2014, Buenos Aires, Argentina. ©)