Aquí encontraran algunos los artículos, investigaciones y ensayos académicos que realicé en los últimos años. Los mismos varían considerablemente en sus temáticas, debido a mi constante curiosidad e inquietud a la hora de interesarme por los fenómenos del mundo. Desde la filosofía a la sociología, desde la historia hasta el pedagogía, o desde artículos de opinión hasta investigaciones periodísticas de actualidad, todos estos trabajos tienen sin embargo un eje común, y este es mi contante voluntad de poner mi cabeza y mi empeño en no conformarme con el mundo que aparece todas las mañanas, el que venden los medios de comunicación, ese mundo que se presenta a si mismo como unidimensional e inmutable.

lunes, 11 de agosto de 2014

Convivencia entre árabes y judíos en medio oriente (Parte I)

Convivencia entre árabes y judíos en medio oriente, ese enigma de la historia contemporánea.


Parte I

Cuando uno mira la historia reciente, no puede dejar de notar que hay un conflicto que se mantiene hace muchos años (más de 67) y no parece terminar jamás. La guerra entre Israel y Palestina puede bajar su intensidad o entrar en mesetas que son como la calma que antecede a la tormenta, porque tarde o temprano siempre recrudece, cruentamente, consternando al mundo, cada vez más con la difusión mediática que tienen los fenómenos sociales hoy en día gracias a la gran facilidad que ofrecen las redes sociales para ello.

Uno no puede evitar preguntarse: ¿qué pasará con este conflicto? ¿Cómo se resolverá? ¿Por cuánto tiempo se resolverá antes de volver a estallar? ¿Puede realmente solucionarse? ¿O solo se puede llegar a algún desenlace por las malas?

Qué difícil es pensar la realidad de medio oriente. Cuando uno comienza a analizar los hechos históricos, se encuentra con una cantidad de factores considerables que hacen que la tarea no sea sencilla. Religiones distintas en disputa, Herencias Históricas, Relatos Culturales, Hábitos Sociales, Historia del Judaísmo, Emergencia del Sionismo, Decadencia del Imperio Otomano, Panarabismo, Acuerdos Internacionales, Colonialismo Moderno, Colonialismo Postmoderno, Geopolítica, Economía Transnacional, Petróleo.

La complejidad para el analista parece no tener fin.

El conflicto es viejo y sus orígenes casi se nos escapan. Muchos ni siquiera saben porque empezó siquiera. Los más jóvenes nacieron con el conflicto ya instalado y dependen de sus padres y de la información que pueden interceptar para poder contextualizar esta guerra, darle algún sentido social.

Esta imagen (que muestra una progresión de la invasión Israelí en ¡4 años!) puede funcionar de introducción para empezar a entender el conflicto:



¿Creen que Israel se quedó con lo que había conseguido? Piénsenlo dos veces. Aquí otro mapa con los avances que siguieron y la situación actual:



A la hora de tratar de entender porque este conflicto es tan único y particular para la historia reciente de la humanidad, debemos considerar sus aspectos más extraños. El más saliente de ellos es la interculturalidad.

Debemos resaltar que son dos culturas completamente distintas, casi opuestas. Un concepto que estoy trabajando específicamente para esta situación intenta adentrarse en la relación viciosa y contradictoria en que están entabladas los dos sectores: Sociedad Dual. En un mismo territorio, coexisten dos sociedades. Dos mundos culturales. Dos universos que no quieren saber nada del otro, no quieren entenderse, integrarse, no quieren resignar sus posiciones para no quedar como débiles ante sus pares.

Esto hace aún más difícil la idea de la convivencia y pone cada vez más lejos la perspectiva de paz. Si ni siquiera se soporta la coexistencia, pareciera que la única salida es la desaparición de uno de los dos. Y esta idea se potencia cuando, desde las dos partes, es la opción más deseada. Ambos actores quieren no solo que desaparezca el rival, sino ser ellos los que ejecuten su desaparición.



 (Rovere, Cristian. 2014, Buenos Aires, Argentina. ©)

El virus de la visibilidad social


-Seccion "Porque nos pasa lo que nos pasa"

El virus de la visibilidad social


La Hiper-Interaccion y la significación social

En la sociedad actual pasan cosas raras. Y pasan rápido, como una estrella fugaz, tan rápido que casi dudamos si realmente paso o fue un reflejo producto de nuestra mente confundida.

Las cosas se arman y desarman casi independientes de los hechos concretos, independientes de la realidad, porque el imaginario social las construye a través de entramados de conexiones digitales masivas e instantáneas que transmiten en tiempo record sensaciones, mensajes, videos y noticias (muchas veces tergiversados o malinterpretados).

Las teorías sociológicas del sentido común hablan de que la construcción de las representaciones sociales que rondan en las sociedades se alimentan de la circulación que tienen esas ideas de persona en persona, de la puesta en discusión de un elemento que pasa del boca en boca a instalarse en el imaginario conceptual de una sociedad.

El sentido social de un elemento se construye en la interacción. En la puesta en juego de un concepto, el mismo toma la significación que los actores sociales le dan al usarlo, y de esa manera se asienta, se redefine y continúa su recorrido. Entonces, mientras más circula una idea o noción, más se vuelve real.

Pero en la sociedad actual la velocidad de circulación convierte este circuito en un caos ideológico y significante: las cosas se viralizan de un segundo al otro, y pasa a ser tema nacional porque Messi no saludo al nene en la fila camino al partido, o unas niñas raptadas en Nigeria, aunque solo importe por unas horas y después caiga en el olvido.

Se arma un revuelo que dura lo que un estornudo, y luego aparece un nuevo video divertido o una nueva noticia escandalosa, y así se van acumulando en un canasto llamado “memoria a corto plazo” que rebalsa en poco tiempo y la vamos vaciando con regularidad.

Es que realmente no nos importa. Como no le importa tampoco a Emma Watson, Michelle Obama o Anthony Keiths, que aparecieron con unos carteles “hashtageando” la frase bring our gils back (traigan de regreso a nuestras chicas).





Primero que nada, saquémosle la careta a esta modalidad social: no nos importa realmente, ni el niño que quedo con el corazón destrozado cuando Messi no lo saludo, ni las madres de las niñas secuestradas, ni el verdadero motivo de porque las secuestraron. No sabemos ni siquiera donde queda Nigeria, ni qué tipo de gobierno tiene, ni su situación socioeconómica.

Hay mucha gente moralista que difunde temas para proyectar la idea de lo que creen que son para que el resto de la gente los considere comprometidos o involucrados con la realidad social. Pero no más que eso, una pretensión. Al que realmente le importa se va a Nigeria con un arma y las rescata. O hace una movida genuina, comprometida, dispuesta a todo.

Hay muy pocas personas que son así. Pero las hay. Para el resto, los que estamos acá sin saber qué hacer, al menos no nos mintamos a nosotros mismos. No tenemos la voluntad, no tenemos la decisión. Tenemos una consideración, una preocupación, pero no es más que eso.

Segundo, publicarlo en twitter no va a servir de nada para que liberen a las niñas en Nigeria, sino justamente todo lo contrario, les va a dar más atención para que sigan raptando gente como medio de extorsión para conseguir lo que quieren. Ya sé que Twitter ha servido mucho en distintas organizaciones sociales, marchas y revoluciones, como la primavera árabe o el movimiento de los indignados en España, pero a veces no es otra cosa que negocios que se aprovechan de la buena voluntad de la gente.

La mitad de las cosas que se viralizan son mentira, están editadas, o tergiversadas. Son engaños del momento que la pagina que viraliza utiliza para llenar su página de visitas y cobrar por ello. Si, las paginas cobran por cada visita que les hacen. Por eso nos engañan con noticias agrandadas o falsas (se ve mucho, por ejemplo, un titular que dice “¡Mira lo que le paso a esta chica con el escote en pleno programa!” y después entras y no había pasado nada, solo se estaba acomodando el pelo).

En fin, asi estamos.

Viralizados.


 (Rovere, Cristian. 2014, Buenos Aires, Argentina. ©)

viernes, 8 de agosto de 2014

Porque me preocupa el Siglo XXI (2º Parte)


Guerras Santas y la construcción del nuevo Totalitarismo

No sé porque siempre espero lo peor. Será porque existe la posibilidad de que suceda, y entonces ya es una contingencia, algo que podría estar pasando ahora mismo, que podría haber pasado ayer, o mañana, o nunca, hasta coexistir en mundos paralelos donde las posibilidades son realidades simultaneas.

Entonces veo el panorama y siento que esta todo latiendo, a punto de estallar, y pienso.

Me pregunto qué es lo que hace que las cosas sucedan o no, que es lo que influye cuando alguien está tomando una decisión polémica, o está cometiendo un error que va a repercutir a niveles estratosféricos, literalmente.

Circulación de energía universal, tal vez, algún dios interior que comparte los planes con el dios exterior, o alguna esencia intrínseca de la humanidad que hace que la maldad y la tragedia afloren constantemente como el sol que sale y se esconde y vuelve a salir.

A veces también pienso que la historia ya está escrita, que los pulsos de la humanidad ya están programados, y que solo podemos dedicarnos a esperar los estallidos, a analizarlos si queremos, o simplemente a disfrutar del sol mientras podamos, antes de que alguien lo compre y lo alquile o lo venda a precios de locura.

Así que veo como los de arriba se disputan todo el poder, con la tristeza de quien se sabe viviendo una tragedia que no tiene posibilidad de final feliz, pero con un cinismo tal que casi me hace considerarlo todo como si fuese un mundial y estuviésemos ya en la semifinal, y van quedando cada vez menos equipos, y los que perdieron van tomando partido por las naciones que quedaron, y entonces se arman grandes bloques que se van disputando la gloria, ya solo quedan pocos participantes, y solo uno se quedará con el domino del mundo, para disponer de él como mejor se le ocurra.

Para que haya un sistema mundial, un estado que tenga dominio sobre todo el mundo, primero tienen que desaparecer las disputas, y tiene que quedar solo uno, last man standing.

Hoy veo dos bandos políticos enfrentados, y también dos religiones muy enfrentadas, que responden de alguna manera a esa división geopolítica:

Occidente vs. Oriente

Cristianismo vs. Islamismo

Esto es:

Estados Unidos (en decadencia) ve como se cae su imperio. Se vuelve a juntar en equipo con sus aliados históricos, la Unión Europea encabezada por UK, para un intento desesperado de recuperar el dominio mundial, o al menos para dejar de perder terreno ante sus rivales cada vez más fuertes. Alemania siempre es una incógnita, pero después de la caída del muro parece que esta vez se quedaran del lado oeste. Tienen también de su lado a medio mundo por las uniones económicas y políticas que fueron armando en su época de Hegemonía Post Victoria de la Guerra Fría (periodo comprendido entre 1990 y 2008). Pero estas Naciones que están del lado de Occidente solo momentáneamente. Pueden darse vuelta sin ningún problema, siempre y cuando Oriente les de algunas ventajas económicas.

En 2008 hubo una fuerte crisis en los bancos de USA. Recurrieron a un salvataje cuyos detalles no fueron de público conocimiento, pero entregaron muchas concesiones.

Fue el momento en que China aprovecho para dar grandes pasos en su camino por dominar el mundo.

Oriente es básicamente la unión comercial, estratégica, política y militar entre Rusia y China. China es un Gigante en ascenso, casi sin techo, inestimable, por su capacidad productiva, su extensión, sus recursos, su cantidad de mano de obra, su secretismo, su desarrollo tecnológico, su tremenda capacidad comercial y económica en un mundo en el cual la economía es poder.

Rusia es el personaje de la película que cae duramente derrotado y mientras su rival lo pisotea y se regodea con su fracaso, muerde el polvo y mastica, masculla frases de bronca, resguarda su fuerza, se reagrupa, y entre las sobras en donde todos lo olvidaron por ser tan débil, tan paupérrimo, se fue rearmando como la vieja potencia que fue, algo así como Voldemort, que era simplemente una sombra, un aura derrotada, y desde las trincheras reagrupo a su gente, de la mano del enigmático Putin y su cara de hierro, consiguió resurgir y ahora es nuevamente una potencia, solo que ha aprendido las lecciones del pasado y tiene de su lado la bronca, el odio, la solidez de alguien que ha resurgido desde la peor derrota. Eso es clave para la moral de un país.

Rusia tiene la solidez de una base nacional unida y con los vestigios de 65 años de comunismo férreo. Llevan en la sangre el estoicismo, la dureza y frialdad necesaria para cortarse un brazo, hacerse un torniquete y seguir adelante.

Algo de eso comparte también China, con su masa nacional orgullosa y unificada, con años de comunismo, respeto por los líderes históricos, con Mao Tse Tung a la cabeza, y una dirigencia novedosa y con las ideas claras, sabiendo su gran capacidad de dominio, y jugando rudo, duro, pero también inteligente, haciendo uniones comerciales, comiendo terreno.

Del lado religioso, mencionábamos cristianismo vs islamismo.

Con el cristianismo tenemos que considerar también a todo el poder del judaísmo agazapado tras bastidores, con su papel estratégico tan bien jugado, amenazando desde atrás gracias a todo el poder de presión que tienen desde sus posiciones claves desde lo económico y lo mediático.

Desde Europa el cristianismo también es muy fuerte por el poder que ejerce el catolicismo como factor de control social sobre los pueblos. De alguna manera es un recurso catalizador que puede unificar a toda la población en contra de una religión opuesta, más allá de partidos e ideologías.

Entonces vemos como estos recursos unificadores cobran cada vez más importancia en materia de guerras y luchas por el dominio estratégico del mundo. Sin aval popular no se puede ingresar en una confrontación larga.

Por otro lado, vemos el fanatismo islamista cada vez más exacerbado.

Los fieles de la religión musulmana son numerosos y su devoción es inmensamente más grande que la pasividad católica. Su carácter es marcadamente luchador, sus profetas llaman a las armas y la lucha constantemente, y los fervientes súbditos religiosos acatan todo al pie de la letra, enajenados, ausentes de su propia vida, la cual ya han entregado a Allah.

Esta es la gran diferencia entre las dos religiones, una es pasiva y actúa como un rebaño. La otra es un ejército desenfrenado y fanático que busca luchar o morir, y que considera al que muere por la causa un mártir, un héroe que se gana la gloria eterna y tendrá un lugar a la derecha de Allah.

Llaman a la guerra santa y piden que los fieles mueran por ella y se inmolen para eliminar a los enemigos que se oponen a la voluntad de Allah. Por eso el número no es tan importante en esta disputa, ya que los soldados islamistas están más resueltos y tienen sus valores religiosos grabados a fuego. Este movimiento se llama “Yihad Islámica” y es una organización que trata de nuclear a todos los musulmanes del mundo para participar en la guerra santa que se está dando en el siglo XXI según los Imanes (profetas islámicos).

La palabra árabe Yihad hace referencia a una obligación religiosa del musulmán para prestar servicios cuando la guerra santa se presente. Actualmente los islámicos del mundo se están sumando a esta proclama y sueñan con levantarse en armas contra el demonio, que es occidente, en especial Estados Unidos, y le tienen particular bronca a Israel y al judaísmo.

Muestras de fuerza en medio oriente se ven cada vez más seguido, y las represalias contra cristianos cada vez son más cruentas. En Siria el grupo extremista musulmán ha tomado el poder por mayoría, por peso específico, y están acribillando a todo opositor que encuentran, con métodos de castigo islámicos y árabes que escandalizan a todo occidente por su crueldad.

Hace pocas horas (tal vez la noticia que me impulso a escribir esta nota) Barak Obama, presidente de USA declaró públicamente autorización para atacar a Irak y seguramente a cualquier zona aledaña de Medio Oriente con el fin de aplacar a la Yihad Islámica compuesta por lo que ellos llaman “terroristas fundamentalistas”.

Lo que en realidad temen es que este grupo se les valla de las manos y crezca en número y poder, y que tal vez reciba el apoyo armamentístico y logístico de las potencias orientales, lo cual sería para occidente algo catastrófico.

Mientras tanto, los budistas de China, India y el resto de Oriente respiran tranquilos y ven como el resto se destroza. Rusia y China aprovechan para reforzarse y esperar su momento para dar el zarpazo final. Muchos dicen que esta guerra sea tal vez económica y que la batalla ya esté casi ganada por parte de los llamados BRICS, pero hasta no verlo realizado ninguno puede darlo por hecho.

De esta manera se plantea el escenario mundial. Guerras en puerta cada vez más globales. Cada vez más cosas se ponen en juego. Y yo no quisiera traer a un hijo a un mundo donde musulmanes encolerizados pueden arrancarle la cabeza y clavarla en una pica por considerarlo cristiano, o que occidente desbaste todo mi continente con tal de tener más ventajas comparativas sobre acuerdos económicos y productivos que solo traen desolación, contaminación y hambre.


Hijo, hijo lo siento pero no me siento tranquilo pensándote aquí.


 (Rovere, Cristian. 2014, Buenos Aires, Argentina. ©)

Porque me preocupa el Siglo XXI (1º Parte)




Un presentimiento del apocalipsis o una nueva guerra mundial



A veces pienso en cosas.

Uno a veces se encuentra en situaciones de espera, en el consultorio del dentista, haciendo cola en el banco, viajando en el colectivo que tarda casi dos horas en pasar por el bajo hasta la autopista que me lleva a casa, o en la cama (tal vez la más frecuente, las más preocupante por lo ineludible de la situación, porque cuando no se puede dormir no hay otra cosa que hacer más que esperar), tratando de cerrar los ojos y pisar el terreno de los sueños que será más caótico e incontrolable, pero por lo menos podemos decidir tratar de no recordarlo y todo queda en el olvido, o esa tierra de sueños y pesadillas escondida en algún rincón de nuestra mente.

En estas situaciones, uno piensa. En cosas. Cosas de la vida, en la familia, en el trabajo, en los proyectos y los viajes, en los problemas y las preocupaciones.

Yo últimamente pienso en las posibles repercusiones que podría traer tener un hijo. Luego de un breve análisis de riesgos, decido que bajo ninguna circunstancia tendría hijos, porque sería sin lugar a dudas traerlos a una tierra marchita e incendiada. Es que se viene el fin del mundo, y sería muy cínico de mi parte traer a un chico solo para que me haga un poco feliz mientras espero que llegue la bomba que nos vuele de este mundo.

Aquí van los riesgos que he sopesado. Tal vez pueda convencerte de que tú tampoco tengas hijos, y bueno, si quieres esperemos juntos el apocalipsis, abajo al pie de la nota esta mi correo, me contactas y tomamos un café mientras vemos el cielo arder.

La comunicación masiva y globalizada se está adueñando de los hábitos sociales, comerciales y estratégicos. Y los dueños del mundo son conscientes de ello. La democratización de los derechos humanos desde 1789 hace que todo el mundo tenga derecho a todo. Esto parece un gran beneficio pero en realidad no lo es tanto. ¿Por qué? Pues porque quienes están a cargo de decidir qué es lo que es un derecho y que no están muy al tanto de lo que hacen y eligen que conceden, que aclaran, y que queda en zonas grises e indefinidas muuuy grandes.

Aparte de eso, hay gente que pide que todo sea de todos, exasperada, como si le estuvieran quitando el aire de los pulmones (bien al estilo yanky,  que se desesperan por cualquier cosa y empiezan a recitar la 5ta enmienda a los gritos y señalando con el dedo) sin medir las consecuencias de democratizar cualquier cosa, sin sopesar los peligros que significa largar un producto al mercado a nivel global, sin hacer un estudio, una precaución.

Esto ayuda a que se unifiquen las visiones, representaciones sociales y corrientes de pensamiento hegemónico a niveles cada vez más masivos. Impulsa a que las teorías se masifiquen, que las ideas se hagan globales, compartidas cada vez por más gente , y así se polarizan, las ideologías mainstream se van comiendo a las chiquitas y de repente solo hay blanco y negro, bueno o malo, como en la guerra fría.

Un pequeño ejemplo que me quedo de la época Post-mundialista:

Una pequeña canción (“Brasil decime que se siente…”) se vuelve el himno de un país, en contra de otro. Pero solo por 30 días. 
Luego desaparece. Queda en una memoria emocional, pero no más que eso.

Sin embargo, mientras el conflicto permanece, las ideas se unifican. Recuerdo que casi me sentía odiar a todos los brasileros y alemanes que existieran. Casi quería tatuarme a Mascherano en el pecho. Casi quería agarrar un arma y presentarme voluntariamente en el ejército para ayudar a la selección a ganar la copa.

Y una vez que termina, las preguntas. ¿Tanto lio por una competencia deportiva? ¿Tanta euforia por una copa, por una camiseta? Tanta ficción masificada y repetida en las redes sociales nos lavó el cerebro en tiempo record.

Cada vez más las tendencias mundiales parecen englobarse en dos bandos opuestos. Enemigos a muerte. Los matices desaparecen. También los grises. Todo es blanco y negro. Todo es guerra. No se discute nada, no hay concesiones, no hay negociación.

¿Y cuando gane un bando? ¿Qué pasará después?

¿Inventaran más guerras solo con el motivo de entretenernos, como decía Orwel en “1984”?

Miro al horizonte y veo a toda la política internacional y a los mercados financieros y economías nacionales cayendo en un espiral que los va a reunir a todos bajo la misma bandera.

Llegará un régimen de dominio mundial. Tal como decía el apocalipsis.

 (Rovere, Cristian. 2014, Buenos Aires, Argentina. ©)